438. «La locura es consustancial a la condición humana»

¿Por qué los sujetos están todos locos? Porque cada sujeto tiene sus singularidades, y estas estorban, fastidian o molestan a los demás. Esa singularidad es el modo como cada sujeto alcanza la satisfacción de sus pulsiones sexuales -esos peculiares "gustos" que encuentran los sujetos en ciertas actividades y que pueden llegar a parecer bastante extrañas a otros, y que van, por ejemplo, desde comerse las uñas, hasta torturar animales; desde pelearse con la pareja cada fin de semana, hasta maltratar a los padres; desde tomarse unos tragos diariamente, hasta tener relaciones sexuales riegosas con desconocidos; desde lavarse las manos cada vez que se saluda, hasta elegir como pareja a un abusador o a un mantenido; etc., etc., etc.-; esta extraña satisfación que los sujetos encuentran en el malestar -lo que el psicoanálisis llama «goce»- es un asunto bastante amplio en posibilidades y mortífero para el sujeto. Esto porque el sujeto, el sujeto neurótico, alienado al inconsciente que lo determina, que condiciona su vida, lo hace la mayoría de las veces en contra de su bienestar (Dessal, 2015) -lo que el psicoanálisis denomina «pulsión de muerte»-.

Si bien "la locura es consustancial a la condición humana" (Dessal, 2015), hay un tipo de locura que, siendo también singular, es la locura del psicótico; "todos locos", sí, pero dentro de ese universal hay el loco de verdad. Para Lacan la locura fue su primera escuela, y gracias a ella, pudo postular una concepción inédita del lenguaje: él rompe "la unión ilusoria entre el significante y el significado" (Dessal, 2015), separarando la materialidad fónica del significante, del significado. Esto significa que cada sujeto tiene una significación personal de lo que escucha, es decir, "que el significado es variable, y depende del sujeto que pronuncia la palabra, ya sea como emisor o como receptor" (Dessal).

"Esa independencia del significado respecto del significante (la diversidad material según las distintas lenguas), es la propiedad mágica y maldita del lenguaje humano: la posibilidad de que una palabra pueda significar otra cosa, más allá de su sentido inmediato" (Dessal, 2015). Esto es lo que hace que cada sujeto sea siempre un poco loco, porque fabrica significados permanentemente cada vez que habla, "sin saber en verdad lo que está diciendo" (Dessal).

En efecto, el psicoanálisis enseña "que nadie sabe lo que está diciendo cuando habla" (Dessal, 2015), que hay un sinsentido en todo lo que decimos y un malentendido permanente en la comunicación. Es lo que nos muestra la regla del método psicoanalítico, la asociación libre, que le solicita al sujeto decir todas sus ocurrencias sin censurarlas; esto conduce al sujeto “irremediablemente a su locura personal, a enredarse los pies diciendo cosas que no quería decir, que no pensaba decir, que no sospechaba que podría llegar a decir” (Dessal). Así pues, si todos estamos locos, es " porque no existe la realidad, en el sentido universal del concepto, sino la ficción en la que cada uno vive, y que está fabricada por el significado personal que le damos a las palabras. La cosa se complica mucho cuando es preciso añadir que en verdad nadie sabe cuál es ese significado. Creemos saber lo que estamos diciendo, pero no tenemos ni idea" (Dessal).

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